La consejera de Educación, Dolores Serrat, está triste porque el Ayuntamiento de Zaragoza se niega a ceder un terreno municipal en Valdespartera para la construcción de un colegio concertado "por una cuestión ideológica". Quizá no se ha puesto a pensar en la tristeza que puede invadir a otros cuando su departamento toma decisiones en defensa de lo privado, con las correspondientes y negativas repercusiones en lo público. ¿O es que esa ideología que desprenden sus actos políticos es más respetable que la otra? Ella, desde su puesto impone; como el municipio.