Resulta que Vox tenía razón. A nivel nacional firmó unos acuerdos con el PP por los que en todos los ayuntamientos como el de Zaragoza en el que se apoyara como alcalde al candidato popular, el partido de ultraderecha estaría en el gobierno municipal. O sea, no tener unas juntas de distrito, que también las tendrá el PSOE y ZeC y hasta Podemos. Eso no es gobierno municipal. Es tener responsabilidad en un área. A ver qué dicen Jorge Azcón y Sara Fernández, pero lo que es evidente es que se hicieron unas negociaciones nefastas y a distancia, tanto que a lo mejor en Zaragoza no se sabía lo que se acordaba en Madrid. Pero ahora se lee. Es el miedo a firmar con los ultras (que no a que te den votos) y a reconocerlo.