El Sindic de Greuges de Cataluña, el equivalente a nuestro Justicia de Aragón, declaró el otro día que la culpa de que las listas de espera en su comunidad sean tan largas es de los pacientes de otras autonomías, que se operan en Cataluña y taponan el sistema. O algo así. Me da igual lo que diga el señor Rafael Ribó.

Me gustaría saber cuántos catalanes son atendidos fuera de Cataluña, por tener la información bien contrastada (los que entran por los que salen), o saber cuánto invierte Cataluña en su sistema sanitario frente a otras comunidades, pero para qué. Es el viejo argumento de «la culpa de nuestros males la tienen los de fuera». No importan los datos objetivos, no importa que su Gobierno tenga paralizados los temas de interés general (sanidad, educación) desde que comenzó está mandanga del independentismo. Solo importa que la culpa de todo la tienen los demás.

En España, Vox consiguió 51 diputados diciendo exactamente lo mismo. En Gran Bretaña, Boris Johnson va a ganar las elecciones con el mismo argumento. Y si quieren sigo: media Europa está gobernada por partidos que han convencido a sus votantes de que la culpa de todo la tienen los de fuera. También les digo que, frente a los golpes de Estado de antaño, ahora son los propios ciudadanos los que otorgan su confianza a quien les miente, lo que es más triste todavía.

Así que ahora, si tengo que usar el sistema sanitario catalán (cosa que quien vive en la Franja, por ejemplo, tiene que hacer con frecuencia y lo hace sin problemas) espero no encontrarme con que alguien tuerza el morro y me mire mal. Porque las tonterías que sueltan algunos sin pensar (o pensándolo mucho), acaban luego afectando en el día a día.

*Periodista