No es casual que los países, las ciudades y los pueblos más cultos sean también los más ricos, y viceversa. Por eso me llama la atención que siga habiendo gentes que denuestan la Cultura y la consideran un gasto y no una inversión. Muchas de esas son las mismas que reclaman subvenciones para vivienda, automóviles, agricultura, viajes de turismo, jardinería, piscinas, bailes de salón, fiestas populares, deportes e incluso encaje de bolillos y macramé.

Porque sí, todas esas actividades, y muchas más, están subvencionadas, a veces con miles de millones de euros. Un par de ejemplos: El pasado año, 726.400 agricultores españoles recibieron algo más de 7.412 millones de euros (han leído bien, sí, siete mil cuatrocientos doce millones, que sale a 10.000 euros de media por agricultor; injusto reparto, por cierto); de ese dinero, tres cuartas partes proceden del Fondo Europeo Agrario de Garantía Agraria y el cuarto restante del Fondo Europeo Agrario de Desarrollo Rural, ambos incluidos en la PAC (Política Agrícola Común). Y otro; las subvenciones presupuestadas en 2020 para la adquisición de vehículos de motor van desde 500 euros (coches de baja gama), hasta un máximo de 18.000 (camiones, excavadoras), ¡ojo, por cada vehículo!; y así viene siendo desde hace años con los planes PIVE, antes RENOVE (Datos oficiales de los ministerios de Agricultura e Industria); y no contabilizo aquí las multimillonarias ayudas directas e indirectas que recibe la industria del automóvil de todos los Estados europeos.

Ahora sepan ustedes que la Cultura generó en 2018 en torno al 3’2% del Producto Interior Bruto de España y que mantuvo 704.300 empleos (el 3’5%) y 122.673 empresas. Pues bien, la financiación que las Administraciones Públicas dedicaron a la Cultura en términos del PIB fue del 0’44%. Sí, también han leído bien; por cada euro que aportó el mundo de la Cultura, recibió 14 céntimos. Tal cual.

Por cierto, la Administración que más retornó en Cultura fue la ciudad autónoma de Melilla, con un 0’65%, en tanto la que menos, pásmense los centralistas, la Comunidad Autónoma de Madrid, con el 0’04%, y la segunda que menos la de Aragón, con 0,05% (Datos en la web del Ministerio de Cultura, del 27 de noviembre de 2019).

Supongo que nadie se había entretenido en manejar y comparar estos datos.

Y ahora, a la vista de estas cifras, ya saben ustedes qué responderles a los que afirman, sin el menor rigor, mala intención y supina ignorancia, que la Cultura en España está muy subvencionada: Que es mentira.