Mientras Otegi se abstiene con el plan Ibarretxe y el Gobierno vasco sigue adelante con sus ansias de libre asociación, ETA no deja de atemorizar a ciudadanos como los de Luna que, sin comerlo ni beberlo, pasan una mañana de sobresalto. Tras atentados como el de ayer hay que preguntarse si tiene sentido hablar de avances estatutarios específicos y unilaterales en el País Vasco. Si continúa la violencia, cualquier discurso político en ese sentido pierde validez. Hace un año, Aragón sufrió un susto con bombas depositadas en las vías del tren. En el 2004 el objetivo es un cuartel. ¿Hasta cuando tendremos que aguantar este sinsentido?