¿Cree que debates como el debate sobre el estado de la comunidad realmente sirven para algo? Preguntaba este periódico. La mayoría de las respuestas eran negativas. Este tipo de encuestas no reúnen las condiciones técnicas necesarias, pero no dejan de tener algún significado. Me decía una veterana diputada de la derecha que en realidad lo que hacían en la Aljafería no dejaba de ser un teatrillo, una representación, que por lo demás, no gozaba de muchos espectadores.

En realidad son los periodistas parlamentarios los que deciden qué sí o qué no llega a la ciudadanía. Y la verdad que no es mucho. No creo que los proyectos de Ley no interesen a unos u otros colectivos o a todos en general, ni tampoco que no sea importante la necesidad de controlar al gobierno. Más bien el problema son los «actores y actrices» del teatrillo que, con notables excepciones, son muy malos y actúan muy mal.

Hablan de lo que ignoran simulando saber mucho de todo con un desparpajo y una falta de rigor notables como si sentarse en el escaño, por arte de magia, les convirtiera en expertos.

No se controla al Gobierno en la búsqueda del bien común, sino sólo se trata de deteriorarlo para mejorar sus opciones electorales. Y los espectadores, que no son tontos, pasan del teatrillo. Acaba siendo para autoconsumo. Dicho lo anterior el debate estuvo razonablemente interesante. Pero claro, actuaban los actores principales. Cuando sube al estrado la veterana diputada con vocación de artista o las jóvenes meritorias con la mala leche como principal bagaje intelectual, la representación es peor, mucho peor.

*Profesor de la Universidad de Zaragoza