El decreto que paraliza las obras del hospital de Teruel, por orden de la alcaldesa Emma Buj, ha estado muy medido en el tiempo. Tanto que huele raro. La decisión se adopta el 22 de abril, seis días después de que la regidora anunciara que no iba a paralizar las obras por falta de licencias y que en su lugar abría un expediente al promotor de la obra, el Gobierno de Aragón. Se sella en el registro de salida del consistorio el día 24 y se hace llegar al promotor de la obra ayer, último día de campaña. Con lo que supone de impacto social e informativo. Si como mantiene la consejería de Sanidad, las licencias del 2012 siguen vigentes porque no se ha tramitado expediente de caducidad, el tufillo electoralista es intenso.