Transcurrido solo un mes del caos que dejó la tromba caída en Zaragoza el 11 de julio y dos días después de que acabaran las labores de normalización de la ciudad, ha vuelto a ocurrir. La tormenta de lluvia y viento que azotó ayer la capital aragonesa dejó las calles con más de una treintena de árboles en el suelo, además de daños, inundaciones y otras incidencias. Si con las cuentas del ayuntamiento, la plantación del próximo otoño era insuficiente para reponer todos los ejemplares perdidos, habrá que volver a hacer cálculos.