Hoy se cumplen once años de la inauguración de la Expo del Agua en Zaragoza. Un aniversario que cada año se hace más amargo por la dejadez que acumulan algunas de sus obras más emblemáticas, cuyo diagnóstico no podría ser más negro: serán irrecuperables por la acumulación de años de abandono. El problema ya no es solo la indolencia mostrada por los gobernantes comisionados para la gestión de la ciudad sino que la sociedad municipal encargada de su mantenimiento --Zgz@Desarrollo Expo-- lleva varios años en liquidación. Se puede estar o no de acuerdo con la celebración del evento, pero once años después es imperdonable que se dejen perder infraestructuras por la desidia de cuatro.