No es de recibo estar siete días sin agua al lado de una ciudad de 700.000 habitantes. La rotura de la tubería del polígono Malpica de Zaragoza ha sido un gran contratiempo para más de 4.000 personas y para más de un centenar de pequeñas empresas (las mayores tienen unos 50 empleados) que se han visto obligadas a cerrar por no tener suministro. Cientos de miles de euros en pérdidas (habrá que ver si los seguros cubren algo) y una situación tan atípica que debe suponer una gran reflexión. El Ayuntamiento de Zaragoza es cierto que se puso enseguida manos a la obra para reparar la avería que era muy compleja, pero resulta extraño que no hubiera un suministro alternativo para una zona industrial tan sensbile y en una gran ciudad. Más teniendo en cuenta que esa infraestructura data de los años 70 del siglo pasado.

Es evidente que en el consistorio se tendría que haber planificado con anterioridad actuaciones como la que ayer anunció el equipo de gobierno para este mismo año (siempre que haya presupuestos) que es la construcción de una tubería de acompañamiento para la zona. Este tipo de situaciones anómalas pueden surgir en cualquier momento, pero la Administración debe tener la agilidad suficiente para que los daños sean los menores posibles. Y ahí si que se han hecho muy largos tantos días sin suministro de agua.