La medalla de oro de las chicas españolas de waterpolo ha redondeado el ciclo de un equipo ejemplar, un modelo de cómo el trabajo bien hecho y el esfuerzo colectivo pueden dar resultados casi milagrosos. Solo así se explica que un equipo que debutó en una cita olímpica en Londres-2012 ganara la plata, un año después se llevara el Mundial de Barcelona y ahora ha completado el éxito en el Europeo de Budapest. El waterpolo abandera el auge del deporte femenino español, materializado en los Juegos de Londres con 11 medallas, casi el doble de las que sumaron los hombres (6). Lejos quedan los tiempos en que los éxitos femeninos en el deporte español tenían la condición de anécdota. Y con la piscina como principal escenario, con los casos de la natación sincronizada y de nadadoras como Mireia Belmonte, además de las guerreras waterpolistas entre las que se encuentra la zaragozana Andrea Blas. La igualdad ha llegado al deporte, pese a que la atención mediática no va en paralelo. Y esto repercute en las ayudas de patrocinio y publicidad para que estos logros tengan continuidad.