En pleno conflicto entre algunos municipios y el Gobierno de Aragón por el plan de saneamiento, que una depuradora sea rentable y ecológica y no tenga hipotecas millonarias es todo un milagro. Y el Ayuntamiento de Fabara lo ha conseguido. Usa un sistema totalmente natural --con aneas--, su mantenimiento no supera los 13.000 euros --frente a los 180.000 de cualquier otra--, no tiene impacto visual, genera cuatro veces más oxígeno que la de Zaragoza y el resultado final es un agua con menos sustancias nocivas. Pero para eso, el alcalde fabarol, Francisco Doménech, ha tenido que resistir a las presiones y buscar una alternativa que llegó de la universidad. Ahora, Fabara no paga impuesto de contaminación y los 100.000 euros anuales que tendrían que abonar los reinvierten en el municipio. Una gestión inteligente.