Esta semana ha sido presentado el libro Los derechos humanos en tiempo de crisis, (Mira editores), obra donde se plasman las conclusiones de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz. Si alguien pensaba que la actual crisis económica es solo una pesadilla transitoria, con unas repercusiones subsanables a corto plazo, la lectura de este libro le mostrará hasta qué punto está equivocado.

En el texto, amplio y subdividido en varios capítulos que abordan las diferentes áreas implicadas, los coautores desgranan con rotundidad los graves desafíos que habremos de superar en un mundo que ya nunca será el mismo. Redactada por Luis Andrés Gimeno, quizá el área de la salud nos brinde la luz más esclarecedora sobre los efectos inmediatos de la pobreza, pues resulta incuestionable la firme relación entre penuria y esperanza de vida, cuando se comparan las condiciones sanitarias de arrabales sin recursos con las de otros escenarios más privilegiados: desnutrición, asistencia menoscabada y otras secuelas propias de privación y marginalidad constituyen una indiscutible causa de mortalidad. Pero no es tan evidente, en cambio, la nociva influencia de los desequilibrios sociales sobre la salud a más largo plazo, aspecto que cobra importancia capital cuando la brecha entre ricos y pobres no cesa de dilatarse.

¿Acaso reside en la igualdad y en la auténtica democracia, entendida como participación real de la ciudadanía en los aspectos que le atañen, el revulsivo más eficaz para la salud individual y la enfermedad social? En contrapartida, sin duda, las crisis propician la aparición y ascenso de hombres de hierro y quiméricos líderes de cuya huella catastrófica nos previene abundantemente la historia. Escritora