Y ya son siete los partidos consecutivos que lleva el Real Zaragoza sin ganar. Ayer, el equipo de Paco Herrera se mostró una vez más incapaz de vencer. Demostró que le falta de todo. La apatía inunda el vestuario y no hay un solo jugador que tire del equipo. La verdad es que no hay jugadores. No se entregan, no se dejan la piel en el campo y la afición está tan harta que incluso cada día acude menos a verle. Un Zaragoza que está en las antípodas de aquel que hace diez años conquistó la Copa del Rey en Montjuic. Este equipo hay que derrumbarlo para construir uno nuevo partiendo de cero.