En estas semanas hemos descubierto que hay compatriotas capaces de dirigir una pandemia aunque no tengan ni puñetera idea de casi nada. Visto lo visto, a esta gente le abres la cabina de un Boeing 747 a 12.000 metros de altura, en mitad del Atlántico y son capaces de ponerles peros al comandante o incluso de pedir su dimisión y ponerse a los mandos. Aquí valemos para todo y sabemos de todo. El intrusismo está muy de moda entre los ignorantes. Tenemos gente a la altura de Bolsonaro, de Johnson o del mismo Trump, como la señora Ayuso que lleva semanas haciendo una auténtica exhibición de su falta de habilidades, conocimientos y capacidades que por ahora no le han hecho dimitir. Todo lo contrario, una tontería la tapa con otra más grande, un error grave con otro todavía más grave. Dicen que ha bajado su nivel de aceptación por la ciudadanía pero le da igual, tiene un desparpajo sorprendente para superarse a sí misma convertida en el ariete de la derecha apoyada por su jefe Casado que asume sus errores como propios, poniéndola como modelo para sí mismo si es que algún día toca poder. Del aparato pepero al Olimpo de la política en cuatro días, la Ayuso igual acusa al Gobierno de los muertos que de querer arruinar al país. Y le sale gratis, por ahora. No me extraña que alguna diputada aragonesa presuma en las redes de fotografías con ella. Son de la misma escuela. Se ha convertido en un modelo y utilizan el mismo estilo exhibiendo la misma ignorancia y falta de rigor, pero elevando la voz y aparentando seguridad. Puro disparate. Lo peligroso en este país es que gente de este talante llegue al poder y en contra de todos los criterios técnicos, pongan en peligro lo que más vale, la vida de muchas personas. Pero les da igual. Hay que cargarse al Gobierno al precio que sea. Y lo proclaman sin ningún pudor. En la calle y cacerola en mano.

*Profesor de la Universidad de Zaragoza