Las declaraciones de los que fueron consejeros de Plaza en representación de las instituciones o entidades durante la época de presuntas irregularidades, siguen deparando sorpresas. Ayer, se reconoció que el cese del exgerente Ricardo García Becerril en junio del 2011 --y hoy imputado-- se debió a la pérdida de confianza y deslealtad detectada. El vicealcalde de Zaragoza, Fernando Gimeno, explicó ayer al juez que el motivo fue la constatación de que hacía tratos con la UTE de Acciona y López Navarro a espaldas del consejo. Había ordenado un pago de 8 o 9 millones que había sido aplazado por Plaza. Lo curioso es que esa deslealtad no llevó a mayores investigaciones ni a poner en duda anteriores actuaciones. Con su cese parecieron saldarse los hechos. No es de extrañar que hoy los juzgados se afanen en la instrucción.