Sostenía la presidenta del Gobierno de Aragón en la convención nacional del PP, que "en Aragón no había subido los impuestos", alardeaba de ello, como buena neoliberal, olvidándose del incremento del IVA, del IRPF, del IBI, de la renta de bienes inmuebles, de transmisiones, del incremento de los costes energéticos... Lo hacía con el desparpajo propio de una veterana política con más de nueve trienios, capaz de decir esto y lo contrario y sin ningún proyecto que resaltar de su gestión. Lo hacía para recibir el aplauso fácil de quienes envolviéndose en la bandera de reducir impuestos esconden la fobia a lo público.

Sonroja escuchar el sonsonete de la salida de la crisis cuando en Aragón tenemos más parados que cuando entraron en 2011, menos ocupados, menos población activa, más trabajadores precarios, 1.600 millones más de deuda pública (de 3.403 hemos pasado a 6.000 millones) más deuda que nos toca pagar por persona (2.533 €/per cápita en 2011 y 4.600 ahora). ¿Qué queda de aquel discurso de rigor, buena gestión, profesionalidad, transparencia ,equilibrio en las cuentas y rentabilización de los recursos para salir de la crisis? La desolación de una sanidad que si la precisas te amargan con las listas de espera para que te vayas a la privada, una educación con aulas masificadas, sin apoyos y profesorado desmotivado para que te busques colegios de pago, un aumento de la desigualdad y las ayudas que solo prestan asociaciones caritativas, 83.000 hogares afectados por procesos de exclusión social, 10.700 personas en exclusión severa; pero eso sí, somos la única comunidad autónoma que ha reducido los presupuestos para 2015 en educación y sanidad.

Decía el poeta:"¡Qué corta es la memoria y que largo es el olvido!", porque el cuento de presentarse como esforzada presidenta que recibió una pésima herencia y con mucho esfuerzo y trabajo lo ha podido levantar, no cuela, en cuatro años de gestión estamos más endeudados para tener peores servicios, más paro, más pobreza, más desigualdad y más desconfianza del sistema.

Reconozco que hacer autocrítica y reconocer errores humaniza, cosa que tanto el Gobierno como la oposición son incapaces de hacer, acercarse a la realidad ("tocar la piel" como dice Floriano en el video promocional del PP) puede contaminar el pensamiento y hasta reconocer que ni los ajustes sirven para superar la crisis ni la oposición sabe como proteger a los más damnificados.

Aferrarse en los buenos resultados de una agenda reformista, reducida a solventar el problema de los bancos con el rescate de junio del 2012, o la laboral, pensiones y energética para empobrecer a los ciudadanos por la vía de la devaluación interna, es pura sofisticación propagandística; a estas alturas del partido no caben dudas de que la crisis se ha utilizado para recortar derechos y aumentar desigualdades. Una autoestima destruida y una conciencia moral de país humillada, es el mejor abono para perpetuarse los de siempre.

Mantener y no enmendar las políticas de austeridad y recortes como única y verdadera alternativa, chocan con otras desarrolladas en países como EEUU Donde han superado la crisis con políticas expansivas desde la Reserva Federal y el Gobierno. Ahora Obama plantea la lucha contra la desigualdad como el eje de su política para los próximos dos años, ayudando a las familias trabajadoras a sentirse más seguras con apoyos para la educación preescolar, universidad ,atención médica, bajas laborales, vivienda, jubilaciones. ¿Tan difícil es reconocer los errores e impulsar otras políticas? Decía Platón: "si el ciudadano no se involucra en la política, le gobernaran los mediocres".

En la historia ha habido momentos en que la obcecación interesada de unos pocos, impedían el desarrollo y avances de la mayoría. Acemoglu y Robinson, en Por qué fracasan los países, definen como "destrucción creativa" aquellos momentos en que se han superado la resistencia de las élites y de los gobernantes más poderosos, para provocar la regeneración política que la sociedad necesita y hacer que las innovaciones más radicales logren implantarse. Seguramente la resistencia de cínicos tecnócratas junto a la frivolidad de políticos obsesionados con el poder nos puede estar llevando a uno de esos momentos.