Sorprendió ayer en las Cortes la posición del PP con respecto a la implantación de una universidad privada en Aragón. No es lógico que se defienda este proyecto y, al mismo tiempo, se critique a la consejería de Alberto Larraz por no haber aprobado antes la polémica ley de ordenación universitaria (LOSUA). Un argumento en el que los populares, con matices, coinciden con partidos ideológicamente tan distanciados de él como CHA o IU. Lo cierto en este caso es que la Fundación San Valero ya presentó el proyecto en el 2001, y el Gobierno de Aragón no había mostrado hasta ahora su voluntad de estudiarlo. ¿Tenía sentido seguir esperando?