Semanita repleta de días de. De la felicidad, de la poesía, del agua. Quedan unos meses para el día contra la trata de personas, pero el reciente informe «Danos un bebé y te dejamos marchar» de Human Rights Watch, en el que se denuncia la trata de mujeres birmanas vendidas a ciudadanos chinos para procrear, todo ello ante la pasividad de los gobiernos birmano y chino, pone de manifiesto, que aún son necesarios muchos «días de» que sirvan para algo. Y es que este tipo de prácticas son una muestra palpable de que los mecanismos de control de la comunidad internacional para la defensa de los derechos humanos no funcionan, tienen fallas sistémicas conocidas y avaladas por todos. Solo así se entiende que China, uno de los cinco países que pertenece al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas como miembro permanente y mucho peso en la toma de decisiones de lo que llamamos el gobierno planetario, no sea cuestionada por permitir el tráfico sexual de esposas desde Myanmar, mujeres y niñas vendidas por valor de 2.600 a 11.500 euros para ser encerradas y violadas hasta quedarse embarazadas. Y todo porque a China, gracias a su política de hijo único desde 1979 a 2015, a la restricción de los derechos reproductivos de la mujer y a la discriminación de la población femenina, le faltan entre 30 y 40 millones de mujeres. Un desequilibrio demográfico que trata de compensar haciendo la vista gorda a semejantes atrocidades. Lo peor es que no exista ningún día de «poner las cosas en su sitio» y de real condena de praxis tan aberrantes. Por el día de…

*Periodista y profesora de universidad