El Día de la madre es el día donde recordamos lo buenas que son las madres. La madre es la figura más importante de tu vida. No te das cuenta, pero está siempre ahí para ayudarte. Es la que te lleva en su vientre nueve meses, es la que calma tu llanto cuando tienes hambre, cuando te ayuda en tus primeros pasos , tu alter ego; mejor dicho, tu ángel de la guarda en vida.

La madre es la que le robas el sueño cuando eres pequeño cuando estas enfermo, y de mayor le robas el sueño porque todavía no has llegado a casa cuando sales de noche.

Una de las debilidades del ser humano, es que no nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que lo perdemos.

Particularmente, me incluyo. Hay un antes y un después en la vida. Tienes una vida cuando vive tu madre y una cuando fallece. Nada es igual. Nada es lo mismo. Puedes tener hijos, buen trabajo, esposa, seres queridos, pero te falta la persona más importante de tu vida. La persona que a pesar de tus múltiples defectos, cree en ti como el primer día. Siempre está para apoyarte en los momentos difíciles y para compartir tus alegrías.

La vida ya no es lo mismo sin ella. Vives, pero de manera distinta. Pasa el tiempo y la herida queda latente , y el día de la madre, aunque tengas una mujer estupenda que sea buena madre con tus hijos, no es lo mismo.

El vacío que deja la perdida de una madre nada ni nadie lo puede llenar. Aun así, nos tenemos que sentir afortunados de haber podido tener y vivir con esa persona tan excepcional durante años.

Por eso , cuando una madre envejece, tienes que dejarla envejecer y ayudarla con la misma ternura, amor y comprensión que ella te dejó crecer a ti.

Como dice Helen Rice : «El amor de una madre es paciente y perdona cuando todos los demás abandonan, no falla o flaquea, incluso cuando el corazón está roto.»

Valoremos a nuestras madres que son lo mejor de este mundo. Allí donde estés mamá te quiero mucho y te echo muchísimo de menos.

*Abogado