Hoy es día de reflexión y la verdad es que no podría hablar de otro tema. Durante la campaña y en la larguísima precampaña, la mayoría de las formaciones, más que explicarnos sus programas, han tratado de asustarnos con la posibilidad de que cualquier futuro gobierno pueda ser aupado por esos extremismos que nos amenazan desde el fascismo hasta el separatismo.

Casi nos han convencido de que estas Generales son la gran final de nuestra democracia. Y es cierto que las elecciones de mañana son importantísimas, tanto como todas las anteriores y como las futuras. Algo se habrá hecho mal si tenemos que recurrir al miedo porque ya no queda ilusión para movilizar al electorado.

Mañana hay que acudir a las urnas porque ese derecho costó muchísimas vidas y porque sería un gran desperdicio no usar el poco poder que nos han dado. Ya sé que la mayoría de los partidos solo nos quieren cada cuatro años, ya sé que se apoyan cada vez más en eslóganes simples en lugar de en programas e ideas. Por supuesto que sé que en cantidad de ocasiones no es que incumplan lo prometido, es que acaban haciendo justo lo contrario.

Y es verdad que se nos quitan las ganas de todo cada vez que leemos o escuchamos sobre corrupción, manipulación o malas artes. Todo eso ya lo sabemos y, por ahora, no tenemos más que la fuerza de nuestro humilde voto. De manera que permanecer inmóviles sería como auto-castigarnos sin cenar.

Tal vez tengamos que dirigir la mirada hacia nosotros mismos, que no seremos culpables, pero sí responsables de la realidad que nos toca vivir. Tal vez tengamos que comenzar a movilizarnos para que la responsabilidad cívica no se reduzca al mero ejercicio de votar. A las fuerzas que gobiernan el mundo -y no hablo de los políticos- no les interesan personas concienciadas y participativas, nos prefieren como consumidores hastiados, ligeramente enfadados, pero conformados ante cualquier pantalla que nos entretenga. Es un día perfecto para reflexionar, sí. Y con todas estas pegas e imperfecciones, yo mañana acudiré a mi mesa electoral. Porque en este momento es lo mínimo que puede hacerse. Pero el lunes seguiré siendo el votante activo que analiza, exige y propone. No me van a hacer perder mi ilusión por la democracia.

*Escritor y profesor de la Universidad de Zaragoza