La sentencia del Supremo contra la actividad comercial en el híper Utrillas de Zaragoza es todo un marrón para el ayuntamiento. ¿Cómo se pondría el PP si lo que ahora anula el tribunal lo hubiera hecho un gobierno socialista? Pero como fue en época de Rudi y Atarés, su habitual tono crítico no existe. Igual, pero al contrario, pasa con la reacción del PSOE. Son las dichosas herencias que ponen en un aprieto a muchos, menos a los políticos. Ellos nunca pagan lo que hacen mal, como ocurrirá con el híper, y si la afección es grande, no se ejecuta la sentencia y pierde el que la ha ganado. Justísimo.