Esto se deduce del encargo del Papa al polémico Kiko Arguello de los murales de La Almudena. El clero siempre fue consciente de la importancia de las artes plásticas, de su formidable capacidad para trasmitir ideas y sentimientos. Siempre contaban con los grandes maestros, ejemplos tenemos sin salir de Aragón como los frescos de Goya en el Pilar. Ahora, el amor al arte queda para las diócesis (ricas) de provincias, como la de Mallorca que ha encargado pinturas al genial Barceló. Pero los jerarcas de la Iglesia están mas preocupados de otros asuntos, ¿cómo se explica si no que encarguen a un aficionado el ábside de la catedral de Madrid justo cuando va a ser vista por millones de televidentes? A la Conferencia Episcopal lo que de verdad le importa es el sector de las comunicaciones. ¿Para qué necesitas la pintura cuando posees una cadena de radios, una emisora de televisión o influyes en la línea editorial de ciertos periódicos? Eso sí, la Iglesia sigue estando pegadita al poder: los dos últimos ceremoniales de nuestro país (el funeral de estado por las víctimas del 11 M y la boda del sábado) han sido oficiados por el cardenal Rouco. ¿No quedamos en que somos un país laico? *Músico y gestor cultural