El teólogo e investigador del CSIC, J. M Mardones, lo dice en su libro La indiferencia religiosa en España : el 71% de las personas encuestadas afirman que no necesitan a la iglesia para creer en Dios; la mayoría de los jóvenes españoles se muestran por completo indiferentes a ella. Otro teólogo, el castigado Tamayo, denuncia en Adiós a la cristiandad, la iglesia católica española en la democracia los privilegios y el poder que la jerarquía católica mantiene cuando las cifras de quienes se definen católicos sigue bajando. En el informe Jóvenes Españoles, de 1999, solo el 12% de los jóvenes entre 18 y 24 años se reconocía practicante. El porcentaje de declarantes a Hacienda que marcan su crucecita en la casilla de Iglesia y no en la de ongIs, es del 34%. Sin embargo, el dinero que perciben directamente del estado no tiene nada que ver con ello: 3.522 millones de euros en 2003. Las declaraciones oficiales de la iglesia sobre la escuela, el sida, las mujeres o la homosexualidad rozan, si no sobrepasan, lo anticonstitucional. ¿Lo olvida el Estado cuando reparte su dinero cada año?. Dios es un sentimiento privado, supongo; la fe algo personal, intuyo; su dinero es un privilegio.

*Periodista