En la primera jornada del debate sobre el estado de la comunidad, el presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias, pronunció su discurso, una descripción en positivo de la situación de Aragón complementada con cuarenta propuestas de distinto nivel. Fue un discurso correcto, bien estructurado y de evidente intención pedagógica en el que, en todo caso, se echó en falta alguna referencia a los problemas que indudablemente existen así como al nuevo modelo de relación que debe existir entre la DGA y la Administración central.

Que Aragón marcha mejor que hace unos años y que está resolviendo, aunque lentamente, alguno de sus problemas estructurales es innegable. También lo es que diversas apuestas realizadas por el Gobierno autonómico han obtenido éxito en distinto grado, como es el caso de PlaZa, Walka y Dinópolis. Iglesias puede presumir sin duda de gestionar bien los recursos de la DGA y de haber propiciado un diálogo social favorecedor de la actividad económica. Pero también hay errores, retrasos y conflictos. Sin duda alguna, cuando hoy intervengan los grupos de oposición estas otras cuestiones saldrán a la luz. En ese momento el debate alcanzará su verdadera dimensión.