Altamente recomendable, por su claridad expositiva, originalidad y tratamiento gráfico resulta la lectura de un libro de reciente aparición, escrito por la diseñadora Ana Bendicho, y publicado al alimón, en el contexto de una amplia colección de interesantes monografías, por Rolde de Estudios Aragoneses y Ayuntamiento de Zaragoza.

A lo largo del texto, Ana Bendicho, que es autora de numerosos diseños en el campo de la cosmética, la automoción, el interiorismo, la farmacología y otros muchos campos de utilidades aplicables a la mejora del confort de nuestra cotidianeidad, de nuestra calidad de vida, va precisando las distintas fases del arte de crear prototipos industriales, comerciales, desde el concepto, el período de prueba, hasta la elaboración o fábrica del prototipo, y su lanzamiento al mercado. Una actividad, la de este tipo de profesionales, que viene a heredar los principios de la artesanía tradicional, enriqueciéndola con la aplicación de nuevas tecnologías, y sirviéndola en bandeja a las cadenas de producción.

En el apéndice a su corpus doctrinal, Ana Bendicho recopila una serie de inventos, a cual más original y adelantado a su tiempo, que, desde Aragón, han venido haciendo fortuna por los cuatro puntos cardinales.

El más antiguo de los diseños citados es la farola Alfonso , o alfonsina, fabricada por la legendaria firma Averly hacia 1870. Esta fundición, constituida por un empresario de origen francés, Antonio Averly Fran§on, ha trabajado para las principales ciudades de España.

Años después, hacia 1920, apareció en el mercado doméstico una olla exprés de Camilo Belvis Calatayud (CBC), la "olla bruja", de características únicas, que tuvo gran aceptación, y un rápido éxito, amén de ganar el premio de la Exposición de Bruselas de 1924. Comercializada en una treintena de países, incluía un innovador recetario de cocina e instrucciones precisas para el manejo de los tiempos de cocción, que eran, en efecto, casi instantáneos...

La famosa fregona de Manuel Jalón, concebida en 1958, es, probablemente, el invento aragonés más universal, pues no hay casa, colegio, tienda, garaje o palacio presidencial donde no figure por lo menos una unidad. La genialidad de Jalón consistió, fundamentalmente, en aplicar técnicas ergonómicas a la engorrosa faena de baldear y limpiar los suelos.

También es de procedencia local el famoso perrito cabeceador que se instala, como jugetona decoración, en las lunetas traseras de los coches. Látex-Flor, empresa pionera en el tratamiento de este material, fue la encargada de poner el simpático modelo, nunca mejor dicho, en circulación.

Simpáticos asimismo han resultado siempre los celebérrimos Conguitos de Chocolates Lacasa, ya en el imaginario colectivo de toda una generación. Su diseñador fue el aragonés Juan Tudela Pérez, pero pocos saben que el escultor zaragozano Francisco Rallo realizó el molde. Más moderna es ya la jeringuilla desechable de Febersánitas (1978), que revolucionó el mercado farmacéutico, como revolucionaría el hospitalario la cama hidráulica de Industrias Pardo, en 1980...

*Escritor y periodista