Se ha extendido una ola, no ya de revisión histórica sobre el pasado, sino de destrucción de obras de arte, en particular estatuas (o retirar Lo que el viento se llevó), porque evocan figuras históricas vinculadas a valores y sucesos, como el esclavismo, que hoy en día no son aceptables. La idea es muy buena, si destruimos las estatuas de esclavistas, la esclavitud y el daño que causó (o causa), desaparecerán, es evidente. Y no solo eso, además al eliminar las obras de arte facilitamos que no se conozca esa parte de la historia y así evitaremos que se repita. Estuve pensando sobre ello y me abrumó la idea del trabajo que tenemos por delante. ¿Se dan cuenta de todas las obras de arte que tenemos que destruir? Lo primero que me vino a la cabeza es la famosa pintura de Rafael La escuela de Atenas donde aparecen elogiados un montón de pederastas entre ellos los execrables Sócrates, Platón y Aristóteles. Esa pintura debería ser destruida y desaparecer de todos los manuales escolares. Luego me vino a la cabeza Fernando de Aragón que tiene no pocas estatuas, incluso en Zaragoza. Solo una sociedad enferma puede tolerar que semejante antisemita que expulsó a decenas de miles de judíos, solo por profesar una religión diferente, tenga monumentos. Hablando de antisemitismo que no se nos olvide sacar de todas las bibliotecas El mercader de Venecia de Shakespeare. Incluso las canciones deberían ser revisadas como bien hicieron en Operación Triunfo cambiando la ofensiva palabra «mariconez» de Mecano. Pero aquí el trabajo sería casi infinito piensen en la diabólica canción de Mocedades La otra España (la que huele a caña tabaco y brea), que no solo dulcifica el colonialismo, sino que hace apología del tabaco. Y volviendo a la pederastia, acuérdense de los 15 años que tiene mi amor. Afortunadamente la acción combinada de ayuntamientos, de diferente signo político, prohibiendo actuaciones de grupos de hip hop (unos por «terroristas» y otros por «machistas»), guionistas de televisión que se autocensuran, o boicots a humoristas, están consiguiendo una atmósfera mucho más saludable en el presente, pero no es suficiente. También hay que limpiar el pasado, y ahí las manifestaciones antiestatuas lo están haciendo muy bien. No obstante como oregoneses debemos reivindicar a los pioneros visionarios que retiraron el busto del esclavista Abderraman III.

*Profesor y economista