Podemos entender el dogmatismo como la creencia de que una determinada forma de ver el mundo o de explicar un fenómeno es la única, y sobretodo negar la posibilidad absoluta de otras explicaciones, no dejando lugar a la duda. Lógicamente la realidad es tozuda y termina por demostrar lo absurdo, y en ocasiones ridículo, de determinados fanatismos a los que conducen los dogmas.

Creo que todos recordaremos esas pancartas que se vieron el 8 de marzo, que decían 'El machismo mata más que el coronavirus'. Supongo que 12.000 muertos después, esas pancartas ya no se mostrarán por una cuestión de vergüenza torera. En el extremo contrario tenemos a los imbéciles que no paran de repetir que el 8-M es la causa del coronavirus: «Claro que sí, guapos. Los partidos de fútbol (en España se juegan cada fin de semana, 30.000), baloncesto y demás deportes que reunieron a millones de personas ese fin de semana no tuvieron absolutamente nada que ver. Los conciertos, cines, teatros, rastros o el congreso de Vox tampoco tuvieron nada que ver. Cuando uno intenta explicarlo todo a partir de un dogma generalmente hace el ridículo. Ojo, hay más dogmas. Hace unos días hemos visto al secretario general del tercer partido de España afirmando sin rubor que «anticuerpos españoles derrotarán a virus chinos» y digo yo, ¿cómo consiguió el señor Ortega-Smith que los virus le enseñaran el pasaporte?

Y, ¿cómo olvidar a ese cofrade que afirmó que los besamanos no eran un problema porque la virgen tiene las manos inmaculadas? Menos mal que las autoridades de la iglesia no tienen una fe plena y creen más en el distanciamiento social que en el poder desinfectante de Dios todopoderoso. También estamos viendo cómo se tambalea el dogma de la infinita bondad del mercado y la globalización, solo hay que ver cómo van reculando Johnson y Trump en su infinita defensa de los mercados, frente a la vida de sus ciudadanos. Habrá que ver cuántos muertos tienen y cuantos cuentan (tiene narices que solo españoles e italianos estén intentando contar a todos los muertos). Para acabar, les contaré que ver a los holandeses criticándonos por intentar salvar a nuestros mayores, o a los alemanes no contando los muertos con patologías previas y a los tiroleses ocultando el coronavirus, me ha demostrado que mi idea de que los del norte lo hacen siempre mejor que nosotros también era un dogma. Ojalá esta pandemia genere también anticuerpos frente al dogmatismo.

*Profesor y economista