Más sabe el diablo por viejo que por diablo y Anquela si algo tiene, es mucha mili. Entrenador de verbo poco recargado, pragmático por encima de todas las cosas y con un profundo conocimiento de la Segunda, el técnico del Huesca acostumbra a llamar a las cosas por su nombre sin florituras ni rodeos estériles. Así ha resumido muchas veces la esencia de la categoría. «Si recibes gol, has de hacer más de uno para ganar y eso está al alcance de poquísimos equipos en Segunda». Un solo tanto en contra acostumbra a ser un muro contra el que se frena la posibilidad de victoria.

El Real Zaragoza lleva once jornadas consecutivas encajando al menos un gol, lo que de acuerdo al principio de Anquela, que la realidad corrobora con toda su fuerza, es sinónimo de no ganar prácticamente nunca. Así ha ocurrido en los últimos tres meses de competición, desde aquel lejano 13 de noviembre en el que el equipo aragonés superó (2-0) al Mirandés dejando inmaculada su portería. La aparición de Valentín y de Feltscher, con su polivalencia y mayor seriedad, ha mejorado el nivel futbolístico de la defensa, pero el Real Zaragoza continúa recibiendo goles cada semana. Cualquier posibilidad de resurrección transita innegociablemente por arreglar semejante desperfecto, el gran dolor de cabeza de Agné.