Verdaderamente magnífico fue el espectáculo que ayer domingo, el domimgo soñado de Reynaldo Benito, pudo vivirse en el Pabellón Príncipe Felipe. Un Tecnyconta Zaragoza arrebatador en todos los órdenes del juego, de la táctica a la épica, hizo vibrar y entusiasmó a los aficionados, y volvió a situarse entre los más grandes.

Tenía enfrente un señor equipo, el Baskonia, pero nuestros muchachos firmaron un primer cuarto de ensueño, aguantaron el tipo, sabiendo sufrir, durante el segundo y el tercero, y ya en el cuarto sacaron lo mejor de sí mismos para acabar encimando una victoria y una eliminatoria históricas, que devuelven al club presidido por Reynaldo Benito a la élite del baloncesto español.

Como en los mejores tiempos de este club ejemplar, la calidad del juego y la vistosidad del espectáculo deportivo van hoy claramente en alza, así como la entrega y valoración de jugadores identitarios, como Carlos Alocén, llamado a ser uno de los grandes protagonistas en temporadas futuras. Gracias al esfuerzo de jugadores y técnicos, el nombre de Zaragoza está brillando con fuerza.

Esfuerzo que necesariamente deben compartir con el club las instituciones públicas, a menudo avaras y a veces, erróneamente, reacias, incluso, a aportar fondos a los clubs mal llamados de «élite», los que juegan en las grandes ligas. Y que, además de disputar un partido a la semana, realizan numerosas actividades y funciones, muchas de ellas de marcado carácter social.

No en vano cualquier aficionado que se sienta motivado como seguidor de un equipo como Tecnyconta Zaragoza practicará mejores hábitos deportivos, disfrutará de una vida más sana y recomendará el baloncesto a sus hijos. Es en el trabajo con asociaciones sociales y en las divisiones inferiores, en los equipos junior, cadete, infantil, donde Tecnyconta realiza una labor netamente formativa e insustituible. Su trabajo con la cantera, con personas con discapacidad, con tantas entidades públicas y privadas convierten a un club como este en un valor cívico y social, estructural e integrador, merecedor del apoyo cooperativo del Gobierno de Aragón, ayuntamiento y otras instituciones. Será un dinero bien empleado.