Las toman. Karma. El que la hace, la paga: el escracheador, escracheado. Quién le hubiera dicho a nuestro vicepresidente más mediático, que un grupo de los suyos, le abuchearía públicamente en su antigua casa, la Complutense, jaleándole con un desgarrador «fuera vendeobreros de la universidad». Todo, durante una conferencia sobre el fascismo, y en el mismo lugar en el que diez años antes, Iglesias protagonizaba escraches del mismo calibre contra Rosa Díez y otros, con mantras similares: «Fuera fascistas de la universidad». Ironías de la vida. Duro. Más para aquel, que hace tan solo siete años, tildaba los escraches de «jarabe democrático de los de abajo». Esperpéntico y triste espectáculo del que Iglesias salió al paso. Mantuvo la compostura, trató de escuchar y responder civilizadamente a aquellos que le interpelaban con tanta braveza, recriminándole que estuviera hablando de fascismo precisamente él, «que lo que hace es vivir del cuento», y acusándole de no parar los desahucios y de ser una «lacra». Buena táctica la del vicepresidente al reconocer que algunas cosas de las dichas eran «ciertas». «Acepto que nos llames traidores, vendidos al capitalismo, vendeobreros. Pero no te viene mal escuchar lo que un modesto reformista te está diciendo». Con la palabra en la boca le dejaron sus increpadores que abandonaron la sala con la proclama «¡España ya os ha escuchado bastante!». «Poca cosa», no, querido vicepresidente. Palabras con las que prosiguió su exposición. Debes estar «haciéndote mayor», como afirmaste al inicio del acto tras tu presentación por parte de la decana, pero espero que no tanto por emocionarte «mucho últimamente» sino porque estés aprendiendo de los errores.

* Periodista y profesora de la Universidad San Jorge