Una media verdad puede convertirse en una enorme mentira cuando se intenta ocultar. No es un jeroglífico, es la consecuencia de la ocultación por parte del Ministerio de Medio Ambiente de los casi doscientos informes que encargó a otros tantos expertos sobre el trasvase del Ebro y que fueron ocultados por no alinearse con las tesis oficiales. Los autores reconocen haberlos hecho y cobrado, pero nunca salieron a la luz, porque cuestionaban aquello que Matas, primero, y Elvira Rodríguez después venían defendiendo. Ahora la ministra Narbona los reclama porque se pagaron con dinero público y nos pertenecen a todos.