Filomena ya se ha ido. Como si de una pariente a la que hace mucho tiempo que no veíamos y nos anunciara su visita, estuvimos dos semanas esperándola ansiosamente, sobre todo, quienes vivimos en tierra de secano.

Daba gusto ver los copos caer desde la ventana. Qué placer salir a la calle a hacer muñecos de nieve, tirarse por cualquier mínima pendiente con trineos improvisados y hasta ponerse esas raquetas y esquís llenos de polvo a causa del confinamiento preventivo al que nos tiene sometidos el maldito virus. Hasta se agradecía que por unos días se hablara de otro tema que no fuera covid ¡Menuda terapia!

Esa ha sido la realidad para muchos de nosotros, pero van a permitirme que les cuente que la dichosa Filomena tenía dos caras. Mientras unos disfrutaban de ella desde el calor del hogar otros la soportaban como podían. Porque hay casas frías en las que la nieve lo único que genera es más frío.

Pobreza energética, así se denomina a la situación en la que viven aquellas personas en cuyas casas no se puede mantener una temperatura adecuada en invierno. Son esos hogares que no pueden hacer frente a las facturas, acumulan retrasos en los pagos o este gasto les resulta desproporcionado, es decir, es un porcentaje altísimo de sus ingresos.

No se piensen que la pobreza energética la sufren quienes viven en poblados chabolistas. Como mínimo el 15% de las personas que viven en España se encuentran en esta situación, siendo este un dato basado en estudios previos a la pandemia. Así que no miren muy lejos porque es muy probable que personas cercanas a su entorno padezcan de ella y les aseguro que para ellos Filomena fue un problema y no una diversión.

Desde mi rincón les pido que hagan un pequeño ejercicio de empatía y se imaginen cómo tiene que ser volver a casa de noche en estos días de frío, darle al interruptor y que no se encienda la luz, ir a la cocina y no poder cocinar, ni calentar un simple vaso de leche o tener que ducharte con agua fría. ¿Y si encima tienes peques?

Simplemente es inhumano, y si a ello le sumas subidas de un 30% del precio de la luz resulta indecente e inmoral. Algo habrá que hacer sus señorías.