En la mili nos ponían bromuro en el café, pero a los ingleses los ponen Prozac en el agua del grifo. A los pobres soldados de reemplazo nos envenenaban el café del desayuno, que ya sabía a rayos sin necesidad de añadirle nada, con el propósito de adormecernos las hormonas y de silenciar en lo posible los tantanes de instinto sexual, pero a los ingleses, ¿por qué demonios les echan Prozac en el agua potable? El porqué los ingleses están siendo medicados con semejante antidepresivo, en masa y sin saberlo, constituye, en fin, un misterio de esos a los que tan aficionados son los ingleses, y el hecho de que sí se conozcan el cómo, por la acumulación de Prozac en los sistemas fluviales y en los acuíferos subterráneos que se utilizan para el suministro de agua potable a la población, no hace sino esposar poco más si cabe el misterio.

¿Están deprimidos por alguna razón que se nos escapa todos los ingleses o, cuando menos, los que beben agua del grifo? ¿Lo están precisamente a causa de beber ese agua que el mejor de los casos sabe a pie dormido? ¿El gobierno de Blair ha ideado semejante administración de drogas antidepresivas para que se animen los ciudadanos o, por el contrario, para reforzar esa flema británica que resultó siempre tan turística? ¿Por qué Prozac y no un genérico que saldría más barato? ¿Y si no ha sido Blair, al que creemos capaz de eso y de cosas peores, quién ha vertido ese narcótico en el agua? ¿Una organización clandestina de psiquiatras locos? ¿El propio fabricante para enviciar a la gente sin que se dé cuenta? El mundo se va a hacer puñetas.

*Escritor y periodista