Al exministro del Interior Angel Acebes no le ha producido suficiente rubor que haya tenido que ser el Instituto de Toxicología de Estambul quien haya confirmado que la identificación de los militares españoles muertos en el accidente del Yak fue una auténtica chapuza, como se temieron las familias desde el principio. Su reacción ante la probada cadena de errores y mentiras en que se ha convertido este proceso ha sido la de acusar al PSOE de utilizarlo de forma partidista para arrojar "dudas y mentiras" sobre el Gobierno de Aznar. Si algo ha clamado en la opinión pública este tiempo ha sido el reiterado desprecio que los altos cargos del ministerio de Federico Trillo han tenido con las familias de los muertos. Sólo ellos saben lo que han tenido que pelear para poder hacer las pruebas de ADN que venían exigiendo como garantía de que los muertos que enterraron eran sus muertos, como Trillo les garantizó. Ahora, descubierta la mentira que les obligará a exhumar los cadáveres que no les pertenecen para recuperar los que son suyos y dejarles descansar en paz, dice el secretario general adjunto del PP que todo obedece a una "actuación partidista". Resulta patético que ni siquiera ahora el exministro dé a las familias el tratamiento que merecen.