Los datos de la economía aragonesa arrojan evidentes contradicciones. Mientras la modificación de baremos del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, puede suponer una discrepancia para Aragón que incremente en torno a cuatro décimas el déficit previsto, lo que supondría un desfase de casi 120 millones, otros indicadores aportados por el consejero de Economía, Francisco Bono, se aferran con esperanza al crecimiento del PIB en el último trimestre en un 0,2%, cuando la caída en todo el ejercicio alcanza el 1,2%. Incluso ante las previsiones de crecimiento del 0,7% en la comunidad para el 2014, el consejero augura la creación neta de puestos de trabajo, una situación que, tradicionalmente, necesitaba incrementos de la actividad en torno al 2%. La reducción de costes por la reforma laboral quizá permita crear empleo con menor porcentaje, pero será precario, lo que tampoco impulsará la demanda interna. Si a este escenario se suma la escalada del 61% de la deuda en los últimos tres años, el Gobierno de Luisa Fernanda Rudi tiene tarea por delante para cumplir con sus objetivos económicos para la legislatura.