La economía aragonesa va viento en popa, con un crecimiento estimado para este año del 3,1%, tres décimas más que el conjunto de España. La estimación, anunciada por Ibercaja, se basa en tres factores observados el año pasado: récord de exportación de bienes, tirón vigoroso de la construcción y mejora del empleo. La clave es dar continuidad a los datos. Y como siempre, la receta pasa por inversiones públicas y privadas y mejora del capital físico y humano mediante la innovación. ¿Será posible sin presupuestos del Estado? ¿Se mantendrá la confianza del país si no se soluciona el conflicto catalán? Aunque parezca que ciclo político y económico caminan alejados, pronto volverán a cruzar sus caminos.