«No es el momento de culpar». Eso le reprochan a Trump, algunos dirigentes internacionales como el ministro de Exteriores alemán, Maas, que consideran gravísima la decisión de detener la financiación estadounidense a la OMS en plena crisis sanitaria mundial. Estados Unidos es el principal contribuyente de este organismo que recibe financiación de sus 194 Estados miembros (950 millones de euros) y de otro tipo de donantes voluntarios estatales o privados (4.300 millones de euros).

Por supuesto que el plantón económico de Trump supone un revés para la OMS. Significa: perder buena parte de ese casi 15% que aporta EEUU al presupuesto general (pues estaban pendientes de desembolsar más de 300 millones), y afecta a programas en el Mediterráneo oriental o en África, o a los propios presupuestos de las oficinas centrales de la OMS, financiados con capital norteamericano.

Pero, si eso es preocupante, lo es más el momento elegido. Tanto la OMS como China han cometido el error de haber «puesto un velo sobre la información y sobre la gravedad del peligro que venía», como asegura Chow, exsubdirector de la OMS, pero «atacarla y dejarla sin fondos en medio de una crisis intensa, solo empeora las cosas. Es quitar el financiamiento al cuerpo de bomberos cuando enfrenta un incendio devastador».

Igualito que Vox en nuestro país, que sigue la estela de Trump, al acusar a Naciones Unidas de estar vendida a China, y al arremeter contra el Ejecutivo español, exigiendo la dimisión inmediata de Sánchez e Iglesias, y la creación de un «Gobierno de emergencia nacional», en medio de este incendio sanitario, económico y social, en el que todos deberíamos luchar juntos con el mismo empeño: apagar el fuego aniquilador.

*Periodista y profesora de universidad