La noticia de que Europa, finalmente, incluirá en sus ayudas financieras el proyecto de vía férrea entre Bilbao y Valencia, conectando Zaragoza y Teruel con el Cantábrico y el Mediterráneo es, sin duda, una excelente noticia para el futuro de nuestras comunicaciones.

Y, sin embargo, de ninguna manera podía entenderse hasta hoy, a la simple vista del mapa de España, cómo dicho proyecto no había sido atacado antes, hace años, por qué no se había argumentado y defendido en Europa en todo este tiempo atrás.

Hubo intentos, sí, pero ahí estaban nuestros amigos de CiU y de Esquerra Republicana, don Mas, don Junqueras, para boicotearlos. La ultranacionalista y mezquina Cataluña que estos políticos de medio pelo pretenden representar a pelo se ha opuesto frontalmente a las reivindicaciones de infraestructuras para Aragón y Valencia. Haciéndolo por detrás, como suelen, de tapadillo, con ese arte suyo de arrimarse el ascua y dejar al prójimo sin sardina. Pero esta vez, aunque seguro lo habrán intentado, no han podido evitarlo. La unión de Valencia y Aragón, de Lambán y Puig, de las fuerzas vivas de ambas comunidades se ha impuesto en Europa. Ya es firme: la Unión financiará en parte ese futuro eje ferroviario Cantábrico/Mediterráneo.

Pero, advierte el Parlamento Europeo, hay que hacer el proyecto. No sólo ñapear las vías, como se viene haciendo en el vergonzante tramo Zaragoza--Valencia, que si arreglar un puente, que si cementar un apeadero, cambiar la locomotora o los vagones, sino hacer un proyecto de verdad, con un trazado completo, con su doble función o vías para transportar pasajeros y mercancías, con su alta velocidad, sus estaciones, servicios y medidas de seguridad... Y, ¿quién va a hacer ese proyecto? De momento, no se sabe. Quim Torra, desde luego, no. ¿Los técnicos de Adif, de los Gobiernos aragonés y valenciano...? ¿Se sacará a concurso para que despachos de ingenieros y empresas puedan competir por las adjudicaciones? ¿Se recogerá el coste en los presupuestos del Estado? En los próximos, si hay, no parece que se vaya a incluir...

Habrá que seguir empujando este tren para no perderlo.