La detención de presuntos terroristas islámicos que podrían estar formando una célula con la intención de perpetrar nuevos atentados en España, pone de manifiesto las enormes gateras que tienen los servicios de seguridad. Según el ministro del Interior, todos los detenidos son individuos extremadamente peligrosos y sin embargo llevaban una vida absolutamente normalizada, como el argelino detenido en Alcañiz. Brahim Amann residía en esta localidad desde hace cuatro años y tenía los papeles en regla a pesar de que en su país tenía pendiente el cumplimiento de penas por las actividades terroristas con las que se ganó el apodo de El cortador de cabezas . Otras fuentes oficiales apuntan a que el papel de Amann en esta red no ha sido tan determinante como el de otros detenidos en la operación, pero por sus antecedentes parece claro que debería haber sido sometido a un control previo a su entrada en el país.