El PP y el PAR yerran al anunciar que se desembarazarán de la iniciativa legislativa popular para convertir el Canto a la libertad de José Antonio Labordeta en himno de Aragón sin debate alguno y sin posibilidad de enmienda en el próximo pleno parlamentario. La propuesta, a juzgar por las declaraciones de portavoces de ambos partidos, fracasará de manera incomprensible, incoherente y chusca. Es la forma de entender la democracia del centroderecha aragonés, que ignora los recientes desideratums de la clase política abogando por escuchar y canalizar el sentimiento de la calle: el candidato socialista Alfredo Pérez Rubalcaba planteando el escaño 351 en el Congreso para cederlo a la ciudadanía; el propio presidente de las Cortes aragonesas, José Ángel Biel, anunciando que modificará la comisión de peticiones y derechos para que los ciudadanos puedan comparecer libre y fácilmente en las Cortes, y hasta con líderes del PP abogando por encauzar el mensaje de fondo de los indignados del 15-M... El centroderecha está en su derecho de votar lo que les venga en gana, pero rematar una propuesta ciudadana sin siquiera tomarla en consideración es todo un ejercicio de negación democrática y de cinismo político.

Al menos, las fuerzas dominantes en el parlamento habrían de permitir una tramitación generosa y un debate parlamentario prolijo para estar a la altura de la ciudadanía que dicen representar. El himno actual, compuesto por el prestigioso músico Antón García Abril, tiene su mérito y podría seguir ocupando un espacio representativo, aunque a pocos guste. Con interés, se encontraría una fórmula salomónica para respetarlo al tiempo que se oficializa un nivel de representatividad para la bella y simbólica canción de Labordeta. El impulso ciudadano que se vivió hace un año para defender el legado del polifacético cantautor y político, con motivo de su fallecimiento, merece un mínimo de respeto democrático y de sensibilidad política e institucional. La presidenta Rudi y su socio parlamentario Biel no pueden mostrarse tan insensibles con una causa justa. Y máxime cuando saben que el himno extraoficial de Aragón, les guste o no, es el Canto a la libertad: el lema que se seguirá cantando de forma espontánea en numerosos acontecimientos, la letra con la que se emocionará una mayoría de aragoneses aborrecidos de siglas, la música que rechazan de forma primaria y ramplona de entender la política los líderes rebasados de poder...