Ver a Florentino Fernández mutarse en Esperanza, la señora que cantaba aquello de El probe Migué --ese de Qué es lo que le pasa al probe Migué, que hace mucho tiempo que no sale-- con el grupo Triana Pura, es un subidón. El probe Migué se llamaba Miguel Canales, y fue un tipo que decidió subirse a la montaña y no bajar más, convertirse en ermitaño, para olvidar los desdenes de la vida moderna.

En Tu cara me suena (Antena 3) se atreven con todo. Con que un joven y rollizo Flo emule a esta señora próxima a los 90 y lograr el entusiasmo de la grada. Cuando se habla de que la mayoría de los programas que se estrenan en las teles, fracasan, en realidad estamos hablando de un producto que se parece a un negocio; la mayoría de las puertas abiertas a la calle, se cierran al poco tiempo. ¿Por qué? Porque el público no necesita esa oferta.

Somos uno de los países que más horas pasa ante la tele (es curioso, en el norte de Europa, con mal tiempo, se ve menos la tele) y un 80% de novedades no calan. De ahí el admirable mérito de programas como Tu cara me suena, que desde hace meses logra el aplauso del respetable: es divertido, insólito (ver a los Chunguitos imitando a Sergio y Estíbaliz es completamente disparatado), y la realización es perfecta. Ahí España sí produce talento y exporta novedades.

Un programa de televisión de éxito es el resultado de un delicado equilibrio de muchas fuerzas. Casi un milagro. Pero cuando se empaña entre la sociedad, todo es posible. Por ejemplo, ver a Flo cantando El probe Migué.