Si a los dirigentes del PP les quedara un rato libre para reflexionar, tal vez se darían cuenta de la trascendencia de la iniciativa de la Conferencia de Presidentes, que se prepara estos días y que va a celebrarse en el Senado el jueves. A ver si hacen un hueco en sus obsesiones, como la de las conexiones entre etarras e islamistas o la del hokey sobre patines, por poner dos meros ejemplos actuales de las sublimes preocupaciones de los chicos de Rajoy. La Conferencia de Presidentes no es algo que les haga muy felices, seguramente por razones de índole comparativa. Así, resulta que el Gobierno Zapatero pone en práctica su antigua promesa de institucionalizar las relaciones del presidente del Gobierno con los de las Comunidades Autónomas y las de ésos entre sí, una cosa digamos elemental para el buen funcionamiento del Estado de las Autonomías, que es lo que somos. Pero claro, como Aznar ni siquiera recibía en la Moncloa a los presidentes no peperos , ni siquiera de uno en uno, pues el contraste resulta de lo más llamativo y diríamos que escandaloso. Así que, insisto, libérense un ratito de sus tormentos mentales y aporten su granito de arena para que eso de la Conferencia salga bien. *Periodista