Dentro de los diversos oficios y géneros del periodismo moderno hay que referirse siempre, si de su base hablamos, al informador. También llamado redactor. Pieza angular de cualquier redacción.

Uno de esos informadores, o redactores, Jorge Alonso, acaba de conquistar el premio anual de la Asociación de la Prensa, por sus trabajos sobre la conflictiva instalación de la línea de alta velocidad entre Madrid y Barcelona. Premio merecido, obtenido a pulso, día a día, información a información.

Desde esta misma redacción, y a lo largo de varios años, Alonso ha venido simultaneando sus restantes tareas, sus entrevistas y reportajes, o la elaboración de informaciones municipales y autonómicas, con el detallado seguimiento de los problemas, aciertos y conflictos del AVE. Gracias a su persistencia, a su dominio temático, y a su clara capacidad expositiva, nuestros lectores han tenido acceso a una enorme masa documental, siempre contrastada por veraces y directas fuentes, relacionada con la principal infraestructura afecta a Aragón.

Esas discretas fuentes a las que Alonso ha venido consultando, y a las que, expresándoles su gratitud, ha dedicado su galardón, no siempre resultaban favorables a los intereses políticos del ministerio de Infraestructuras, dirigido por el alicaído Francisco Alvarez Cascos, ni contribuían a que sus objetivos alcanzasen buen porto .

A menudo, las dudas y vacilaciones que dichas gargantas profundas comunicaban contradecían la propaganda oficial. En consecuencia, las noticias aparecidas, lejos de paniaguar a los técnicos del GIF, ponían en solfa trazados y plazos, materiales y precios, horarios y servicios, y advertían sobre los riesgos potenciales de un inquietante subsuelo. Alonso, profesionalmente, nunca se dejo llevar por el tremendismo, por el sensacionalismo. Nunca añadió nada de su cosecha, nunca inventó, ni exageró. Por el contrario, estoy convencido de que en más de una ocasión, cuando se multiplicaban las dolinas y grietas, cuando los geólogos advertían de peligros reales, su sentido cívico prevaleció sobre la tentación amarilla (rosa, ahora).

Pero los evidentes problemas de la macroestación, primero, y de los convoyes de alta velocidad, después, fueron calando en la opinión pública, que tiene derecho a estar informada, a conocer, por ejemplo, que debajo de los rieles de Pina de Ebro se abría una inmensa y serpenteante grieta. Aquella portada, que también lo fue de otros diarios nacionales, persuadió a los más escépticos de que los trazados y trabajos de ingeniería eran manifiestamente mejorables, e hizo ineludible que los ejecutivos del GIF desayunasen tila... y los artículos de JAP.

Alonso reúne cualidades para triunfar en el periodismo de investigación. División genérica que exige la máxima precisión, por los riesgos que comporta, paciencia, sagacidad, lucidez, y una agenda como la de un ministro...

Jorge es hiperactivo, afectuoso, riguroso, con sentido del humor y profundas convicciones éticas. Colecciona plumas; tal vez, en el futuro, premios. Su trabajo nos enorgullece a todos.

*Escritor y periodista