Una década después de la inauguración de la Expo de Zaragoza, los principales iconos de la misma siguen sin encontrar una función adecuada y que permita su rehabilitación y uso. Desde el pabellón de España, al que no se le encuentra una utilidad definitiva, o el pabellón Puente, o el de Aragón, incluso la Torre del Agua. La Asociación Legado Expo viene denunciando la falta de iniciativas que den valor y continuidad a unos edificios emblemáticos y que no deberían permanecer sin una utilidad concreta tras tantos años, y menos dejarlos que se deterioren.