Las elecciones primarias en Estados Unidos se ponen hoy en marcha en el 'caucus' de Iowa, con el presidente Donald Trump a punto de salir exonerado del procedimiento de 'impeachment' y con el voto demócrata dividido entre un mínimo, de momento, de tres competidores con posibilidades de lograr la nominación: Bernie Sanders, Joe Biden y Elizabeth Warren. Aunque tiene la nominación asegurada, el objetivo de Trump es ser activo en las primarias del Partido Republicano para mantener movilizado y fiel el electorado de los estados oscilantes ('swing states') que le dieron la victoria en el 2016. En cambio, lo más urgente para el Partido Demócrata es consolidar un aspirante que pueda hostigar al presidente sin necesidad de estar pendiente, al mismo tiempo, de sus adversarios en el seno del partido.

En esta mezcla de ceremonia política, marketing y lucha fratricida entre integrantes de un mismo partido que son las primarias, la posición del candidato a la reelección suele ser más confortable y menos divisiva que la de quienes aspiran a arrebatarle el puesto.

Pero en esta ocasión el aspirante a la reelección es, por primera vez en la historia de Estados Unidos, un presidente sometido a 'impeachment', que pasará la prueba esta semana gracias a la mayoría republicana en el Senado, pero con su honorabilidad puesta en duda. De tal manera que hasta el día de la elección, el 3 noviembre, es seguro que el apresurado final del juicio político será parte inseparable de la campaña y que Trump tendrá que pechar con el lastre de comparecer ante la opinión pública como un candidato bajo sospecha.

Es improbable que esta situación quiebre el apoyo del electorado que le hizo presidente, pero es imposible aventurar qué influencia puede tener el desenlace del 'impeachment' conforme avance la campaña. En realidad, tal cosa depende en gran medida del perfil del candidato demócrata que finalmente se imponga, teniendo en cuenta que la militancia del partido ha girado hacia posiciones progresistas y que el deseo del 'establishment' de que sea Joe Biden el aspirante choca de momento con la tozudez de los sondeos, que otorgan a Bernie Sanders mejores registros. Pero todo puede cambiar si en el transcurso de las próximas semanas el multimillonario Michael Bloomberg, exmilitante republicano y exalcalde de Nueva York, se suma a la campaña, comparece en las primarias demócratas del 'supermartes' y consigue un resultado reseñable.

La sociedad estadounidense es una comunidad política muy dividida entre el reformismo moderado de los demócratas y el repliegue nacionalista y muy conservador de los republicanos. Y los últimos tres años han ahondado la fractura y han agrandado la importancia de los 'swing states' si, como se vaticina, es improbable que los estados seguros de ambos partidos cambien el sentido del voto emitido hace cuatro años, de forma que al final pueden ser estados azotados por la crisis industrial o con el perfil de Iowa, poco poblados y con un gran peso del sector primario, muy cortejados por Trump, los que sean decisivos.