El escritor Francisco Ors comenzó a forjar su leyenda en 1980, cuando el Teatro Lara estrenó en Madrid su obra Contradanza . Un texto genial, para un rompedor montaje, que todavía hoy sigue representándose, y generando derechos. A lo largo de los últimos veinte años, Contradanza ha dado la vuelta al mundo, desde México a Japón, donde, por cierto, la obra fue dirigida por Nuria Espert.

Precisamente la propia Espert acaba de escribir el prólogo para el que, por el momento, es el último trabajo de Ors: El encanto masculino , un libro portentoso, editado por Odisea, en el que se aborda el tema de la homosexualidad desde las íntimas vivencias, y desde el lúcido pensamiento teórico del autor, que ha reflexionado a fondo sobre los múltiples problemas, y ventajas, derivados de la homosexualidad.

Ors, a caballo de su fluida prosa, limpia e intemporal, cuajada de invisibles recursos, combina, como les decía, algunas de sus experiencias amorosas, expuestas con naturalidad, con un desarrollo más político de la problemática gay (término que él prefiere a otros) desde la cuna de las civilizaciones mediterráneas, pero más concretamente desde que Havelock Ellis acuñase, a finales del XIX, la palabra homosexual , derivada del prefijo griego homo y del latino sexum .

Ors insiste con humor en la obsesión antihomosexual de la dictadura franquista. En comparación con los parisinos, desinhibidos y mundanos, los aduaneros españoles, envarados y rígidos, le parecían al cosmopolita Ors autómatas de un mundo regido por la intolerancia. Un mundo, el franquista que, como ha sucedido en tantos otros regímenes --según el autor de El encanto masculino --, se dedicaba tanto a perseguir a los invertidos como a convertir a la pareja heterosexual, asimismo alienándola, en una máquina de procreación.

Ors combate algunos mitos o leyendas de la homosexualidad. Piensa, por ejemplo, que Federico García Lorca, al margen de su talento y de su trágico martirio, fue un homosexual reaccionario, aburguesado, capaz de escribir estrofas como ésta de la Oda a Whitman: Contra vosotros siempre/ Faeríes de Norteamérica/ Pájaros de La Habana/ Jotos de México/ Sarasas de Cádiz/ Apios de Sevilla...

La madre del homosexual es asimismo desmitificada. En vez de esa supuesta aura de sufrimiento, apoyo y compresión, Ors avizora en su personaje elementos inquisitoriales, torturantes, extorsionadores, y la empareja (no en vano es amante de la simetría, como buen autor teatral), con otros casos de madres de prostitutas o de artistas.

Los actuales movimientos de reivindicación gay, con su cruzada por el matrimonio y la adopción, tampoco cuentan con el apoyo de Ors, que entrevee en esas posturas un cierto conservadurismo, ajeno, en su criterio, al ansia de vivir, al ansia de libertad que expresa el mundo homosexual.

Extraordinario es el capítulo que Ors dedica a analizar la creación artística, y sus diferentes matices entre homos y heteros. Casos como el de Miguel Angel, El Greco o Alejandro Magno ilustran sus convincentes razones.

Un libro original, intenso y valiente, con vocación de clásico.

*Escritor y periodista