Noche político-cultural en Enclave Socialista, una briosa asociación surgida de Juventudes Socialistas, pero con una línea independiente y libertad de criterio y acción. Treinta jóvenes, ellos y ellas, a la búsqueda de respuestas. Treinta zaragozanos. Treinta preguntas.

Entro al cónclave con Rosa Borraz y Joaquín Carbonell. La concejala de Cultura de Zaragoza viene de aprobar el concierto de Metallica (19 de junio, tremendo pelotazo en La Romareda), apoyado por todos los grupos menos, para variar, el Partido Popular. Los neocon han investido con la púrpura de nuevo santón cultural a monseñor Domingo Buesa, un retro que acaba de anatemizar, va de retro , a Metallica. Es de esperar que monseñor , consecuente con su fe, se abstenga también de acudir a la enorme fiesta rockera. No sé si llegarán a tanto sus compañeros y allegados, prestos siempre a poner la gorra cuando se acerca el gran día.

Rosa Borraz explica su experiencia y su programa. Muchas ilusiones, muchos problemas. El principal, la ausencia de euros. Ya se sabe que, en época de vacas flacas, tal que el legado Atarés, la primera gallina en ser desplumada es la de los huevos de oro. Menos mal que, desde Chunta, el caritativo concejal Gargallo (Educación y Acción Social) ha echado una manita pensionando a su cuadra de narradores, que han perdido el noreste, andan flojicos de ventas y parecen precisar promoción.

Carbonell, que cada día está más lúcido, más sembrado, se asombra de que no acabemos de explotar nuestras dos grandes marcas : Goya y Buñuel. Firmas universales, rotundas que, aquí, tristemente, aunque las reverenciemos, no acaban de rendir.

La gente de Enclave Socialista pregunta sobre los grandes conciertos, sobre el Museo de Arte Contemporáneo (¿cuál?), los misterios del Fleta, la política de apoyo a jóvenes creadores (sería ésta una buena pregunta para Gargallo), el hip-hop, la Universidad, los índices de lectura (¡ay!), la ideología cultural. ¿Hay una política cultural de derechas y otra de izquierdas? Todos coincidimos: sí. Personalmente, tengo indicios para sospechar que existe una política cultural de mitra y mantilla (Verónica Lope, monseñor Domingo) y otra de cuero negro (la metallizada Rosa Borraz). Nieto, remontándonos, hizo política de peña y chamarra, y lo hizo bien, como se ha hecho bien en Huesca, y mal en Teruel.

Huesca, por fortuna, ha encontrado en la vanguardia, la experimentación, el mestizaje y las nuevas tendencias una marca de la que carecía, pero Zaragoza, siempre espesa, sigue a la búsqueda de su piedra filosofal, de la gallina de los huevos de oro (que no está en Fortea). Monseñor Domingo propondría el Pilar, y Gargallo, supongo, una asamblea en Casa Emilio, pero lo cierto es que el tiempo pasa, nos vamos haciendo viejos, y la solución no llega. ¿Será la Expo? Es posible, si sale y se organiza bien. Y si después queda un tejido, un enclave joven y abierto. Como ese grupo de jóvenes que nos preguntó por todo lo divino y lo humano, hasta que nos dieron las dos y las tres...

*Escritor y periodista