Corren los días y muy pronto se pronunciará el BIE sobre la ciudad que acogerá la Expo 2008. Que los gestores y técnicos empeñados en la tarea de conseguir la nominación de Zaragoza es correcta, ilusionada y algo más que competente nadie lo duda. Lo he dicho en otras ocasiones: el equipo de Jerónimo Blasco está haciendo lo posible y lo imposible. Pero cada día que pasa estoy convencido de que nuestra clase política no está a la altura. De arriba abajo esto es lo que hay: la vicepresidenta primera del Gobierno de la nación lanza bonitas palabras y ninguna concreción, y si no me creen tiren de Presupuestos del Estado; el Gobierno de Aragón tampoco dice gran cosa en los suyos; el ayuntamiento de la ciudad anfitriona (habrá que pensar también en la provincia), anda con sus economías como todos ustedes saben. Menos mal que las empresas privadas e Ibercaja están por la labor y parchean la angustiosa situación económica, convencidas de los beneficios que podría depararles la celebración de la Expo. El momento parece complejo, hoy el número de votos comprometidos es el mismo que el de Trieste. Gentes bien informadas apuntan que Berlusconi ha comprometido el apoyo italiano y su área de influencia a Madrid 2012 si ese 2008 se va a Italia. Y en ello estamos cuando el Consejo de Ministros otorga millones de euros para avalar y respaldar la candidatura de Madrid a los Juegos del 2012. ¿Cuánto ha otorgado a Zaragoza el gobierno Central para el 2008? De momento, los artistas van a Ranillas para inmortalizar ¿el pasado?

*Profesor de Universidad