APedro Sánchez hay que reconocerle unos pulmones de buzo bregado. Cuando estaba en el fondo, desde la barca le cortaron el oxígeno. Fue capaz de emerger, echar por la borda a los tripulantes y cambiar el rumbo. Tiene el coraje de un superviviente. Sin embargo, como político tendrá que demostrar su valía. El antecedente que lo ha encumbrado (el no es no) era un desacierto. No asumió que el PSOE había perdido estrepitosamente las elecciones y se empeñó en forzar las terceras elecciones. Si se llegan a convocar, es posible que los socialistas fueran ahora irrelevantes. Las baronías no lo advirtieron en tiempo y modo porque el que levanta la voz sale malparado. Todos confiaban en que al final haría un viraje y no estrellaría el buque contra el iceberg. Cuando le obligaron a dejar el timón se lio el zafarrancho.

Pero eso es agua pasada, aunque nunca bien explicada. La propuesta actual es que el Psoe se va a escorar a la izquierda. Un giro brusco exige consenso interno y, pese a los gritos irónicos de unidad, Sánchez ha optado por la imposición. En las operaciones delicadas conviene suturar cicatrices, y aquí los puntos están infectados. Otra cuestión capital es si el giro a la izquierda le llevará al poder, objetivo irrenunciable de cualquier partido, porque lo demás son fuegos artificiales. En los cuarenta años de democracia (¿Cuarenta? ¡Cómo pasa el tiempo!) la izquierda pura, vamos a llamarla así, sea PC o IU, nunca se arrimó al poder. Parecía que lo iba a acariciar Podemos, pero lo ha perdido el lenguaje. O el relato, como se dice ahora. Demasiado visceral, vindicativo y ríspido. Tanto, que produce un poquito de miedo a las clases medias. Mantengo la pintoresca y pueril teoría de que el avance del PP en las últimas elecciones se debió al «que viene el lobo», porque las encuestas predecían que Podemos arrollaría a los socialistas y sería opción de gobierno. Pero las encuestas son tan fiables como este artículo.

Al PSOE lo alzaron al gobierno los caladeros de centro izquierda, que en los análisis sociológicos siguen siendo mayoritarios. Si se acerca a las tesis de Podemos, lo que gane uno lo perderá otro y todo se quedará en frustración. O no, claro, por eso esperamos que el superviviente demuestre sus dotes políticas. Juega en contra de los partidos de izquierda la mejora económica, de hecho Podemos obtuvo sus mejores resultados cuando arreciaba la crisis. Mientras va tirando, la famélica legión no se pone en pie.

Un ejemplo de la capacidad de endulzar el relato fue la doble maniobra del pragmático González: el PSOE abandonó el marxismo y nos metió en la OTAN. El pragmatismo que conduce al gobierno es una virtud política, aunque González cayó del pedestal el día que fichó por una eléctrica. Ya, que era legal. Pero elegante no fue. Ahora aseguran que Obama se deja acariciar la chepa por los millonarios y cobra 400.000 dólares por conferencia. Otro que me parecía elegante. Qué veneno tiene el poder.

El supuesto giro de Pedro Sánchez deja el territorio expedito a los pescadores de centro izquierda (metafórico estoy con el mar, será el verano). Podemos no lo quiere, por eso relegó a Errejón, y los socialistas tampoco. Quizá Cs se apresuró a borrar la etiqueta de socialdemócrata y ahora se arrepiente. Pero Macron arrasó mientras unos se hacían muy de izquierdas y otros muy de derechas.

*Escritor